El Phineas.

 
 
Cómo se que escribo muy ocasionalmente los redirijo a un blog que me gusta:
 
 
Escrito por 2 hombres y una mujer regios, obviamente peca algunas veces de regio-nal.  La mujer, (sin prejuicio de ningún tipo), es medio pendeja y uno de los hombres es racista pero en gral parecen buenas personas y algunas entradas son realmente originales. Podrán ver que cuentan ya con muchos seguidores. Si andan como desempleados leyendo blogs en internet, este les entretendrá. Entre sus cualidades está que mantiene una organización admirable y las entradas están agrupadas por tema, etc.   En fin, lo recomiendo con reservas.
 
 

Django Reinhardt

 
 
Sé muy poco acerca de Django Reinhardt. No quiero hacer de este blog un lugar informativo para conocer tópicos interesantes…hay suficientes lugares en esta cochina y estúpida ciudad virtual que conforma la web. Y dentro mil soledades clamando por reconocimiento mutuo. Me parece más esta entrada, acerca de lo último. Django Reinhardt era un guitarrista belga que era un buen músico innato pero a los 18 años sufrió un accidente (un incendio) que le paralizó las manos. Sin embargo, tras rehabilitación, le quedaron tan sólo dos dedos semiparalizados (podía tocar acompañamientos con ellos, pero no solos). Y bueno, el cabrón siguió una carrera increíble, hasta estar a la altura de los jazzistas de EU, que en esa entonces no sólo era la cúspide del jazz sino el universo conocido. La ausencia de las capacidades totales de sus dedos engendró un estilo diferente y único en ese tiempo para tocar la guitarra.  Hizo una breve estancia en EU, pero no fue suficiente para triunfar. Un estilo gitano de vida le ganó problemas y a la vez admiración de sus contemporaneos. No podía leer música ni escribirla, y hay muchas anécdotas (falsas o verdaderas?) acerca de su genialidad-locura. Una película en donde sale Woody (no sé si él la dirige) habla un poco al respecto, "El gran amante", en donde con o sin propósito el guitarrista protagonista es otro loco que admira a Django al pto de huir para evitar su encuentro (el tan temido encuentro con el Todopoderoso). Lo que quiero decir es que cuando oigo a Django, eso me hace pensar en el orden y el desorden de la vida. En medio de una vida desordenada, su música es un vericueto armónico y ordenado (aunque muy desordenado para ser jazz de 1930) de ideas prodigiosas y que emergen como el desorden de la creatividad. Escucharlo es como dejarse llevar por la corriente de un río que parece conocido a simple vista, pero que cambia constantemente la odirección del viajero… a veces la complejidad caudalosa nos provoca una sensación muy diferente a la superficial.
 Puede ser, entonces, que lo que llamamos orden y desorden sean palabras tan vacías como arriba y abajo… convenciones de la vida ajustadas a simples y regionales-temporales impresiones.