Protos

21/02/2010 01:41:21 a.m.

Nadábamos en una fuente grande, grande. No podía ver el fondo, de lo oscuro que se ponía el agua. Y cuando agitaban la fuente, la corriente me impedía avanzar y ver los fideos. Alguno me golpeó y desperté en una costa de marfil.

«Angel of Death» de Slayer es como «un paseo por las nubes» para describir a «la bola». Unas perniciosas pero muy inocentes nubes.

La pared de ladrillos y varilla incompleta, las esquinas-basureros, las plazas comerciales,»el rizo de tus cabellos», representan las propiedades emergentes. Son sociales amalgamadas con el mundo físico. De verdad que no tomar el azar, o la complejidad en cuenta me parece muy antinatural. Ya estoy deformado profesionalmente.

Callados los dos. De repente se te ocurrió como romper el hielo. Tu ardilla llamó a la mía, y y se pusieron a escalar la piernas de ambos. Nos reímos como tontos, mientras nos frotábamos los arañazos.

Hacer una cadena-humana-cerco bailante para protestar . Al estilo de «la bala».

Saltos de sky como protectores de pantalla. Learning to fly.

Sentado, muy a la Stephen Dedalus, ví las cosas pasar: mi madre era una de-mente mujer.

Mi perico, mi gallo y mi chiva. ¿La chiva representa a los polleros?

Por cierto, pueden ver las ideas de un profesional:

http://interviewproject.davidlynch.com

David Lynch trata de mostrarnos como son las personas. En su forma más directa.

Multidualis vulgaris.

13/02/2010 01:01:37 a.m.

Me atemoriza la complejidad. No entender, pero también el no ejecutar. Como matemático es un poco estúpido tener ese temor: diariamente uno trabaja tratando de ir ganando terreno a lo inintelegible. A veces leyendo a otros, otras veces imaginando esquemas simples, y muchas veces con un frenetismo casi irracional al que llamamos «inspiración» románticamente. Por eso es medio tonto atemorizarse: como si un minero le tuviese miedo a la profundidad.

Pero me da miedo. Por eso quizá elegí ser minero. Soy como los gatos que miran el agua con fascinación (mi hermosa gatita la mira así). Pero hay periodos duros.

Imagínate. Estoy sentado varias horas tratando de entender un dibujito que hizo Don Dios. Me contaron los iluminados, que ese dibujito es la llave para ir al estado superior. Y lo miro y lo miro y veo un dibujín que parece como una pared de ladrillos con estrellitas. Leo la notación y veo porque hay que mirar el dibujito: la notación no dice nada. Entonces me debrayo pensando otras cosas. Leo lo que otros cuates dicen del concepto del dibujito. Leo otras cosas que ni sé que son que parecen padres pero que NO son del dibujito ni tienen que ver… y finalmente, empiezo a imaginarme cosas del dibujito. Hasta que entro en él, de alguna manera medio misteriosa. Y luego ya, me voy a mi casa. Todo esto es cuando el día fue «muy productivo». Pero lo usual es que esto esté intercalado con comidas, entrenamiento de rugby, dar clase, ver a mi preciosa novia, trámites de mierda, conversaciones de pasillo, y encima, llegar a la casita de sololoy y que un guey me invite a jugar ajedrez para «relajarte». Y no aprendo. A veces ejerzo más aún, fuera de horario de oficina. Me la paso autopsicoanalizándome (lo mejor que puedo) para resolver mis problemas personales; haciendo teorías de dualidad (o multidualidad cuando no me sale sencillito) sobre cualquier ente, metiéndole lo que pueda de psico, socio, filos y/o teo. Todo para tratar de entender la situación y perderle el miedo. Y obvio, no puedo entender todo, me rebasa.

¿Cómo le hago entonces para salirme de ese personaje «vejete aburrido y calculador»? Pues hago bromas, o me acuesto en el suelo, o me como algo del suelo, o me pongo a chismear con los que pasan, o me aviento de un piso a ver que pasa y algunas veces me escapo. Y entonces me vuelvo inmaduro e inútil. Justo lo que la sociedad no espera de mí. Justo violando los valores que Narro trató de inculcar en mi persona en la cartita que adjuntó con mi título profesional. Y hay reprimendas. Es medio difícil tratar de ser un «artista del raciocionio» (yo no soy, ni lo seré nunca, pero mi deber es intentarlo con ahínco) y cumplir con un jodido horario social-administrativo.

Qué hueva me doy a veces. Sé que estoy en una posición soñada…jooooven, sin compromisos, con beca, estudiando justo lo que quiero (sin materias, ni exámenes ya), con posibilidades de viajar mucho. Pero aún así, a veces anhelo los tiempos de irresponsabilidad que no aproveché como debí, y las decisiones potenciales que me alejaron de ser un vago. Nada como irse de briago con amigos gañanes. O perderse una semana del mundo paseando solo por la ciudad.

Les mando «un cordial saludo a los lectores». O bien, tomen el arrimón de camarón.

La ciudad de la furia

19/10/2009 12:12:39 a.m.

Ora que vivo en la Cd. de la furia (o la de buenos aires), he aprendido y desaprendido varias cosas. Neta que se me ocurre algo serio para escribir, pero como ese es un plan a futuro, al menos escribiré unas observaciones relight para contar algo.

Me gusta el ambiente de pueblito que hay aquí. Y sin embargo, que sí sea medio ciudad, con muchas comodidades y servicios. De pueblito tiene: tiendas chiquitas, gente cálida y amable en todos lados (contrario al mito semicierto de que los porteños son pesadísimos…después explico), conexiones simples para llegar a cualquier lugar, confianza en la policía, crimen sectorizado aunque existente, y en gral. un ambiente de barrio unido en casi cualquier parte de la ciudad.

De ciudad, tiene edificios mamones construidos a finales del siglo XIX y principios del XX, autopistas grandes (de verdad grandes) que conectan b.aires con la zona conurbada (el gran b. aires), aspiraciones colectivas de ser gran urbe (e incluso sentir o querer tener una ciudad europea).

Que son latinoamericanos o quieren ser los más europeos. Ambas afirmaciones ciertas: los porteños quisieran ser todos europeos. Pero por otro lado muchos sí lo son, tienen su pasaporte italiano y todo, o al menos una ascendencia directa y familia allá. Su fuerza y su debilidad. Fuerza por darles aires de superioridad respecto al entorno (justificados o no, otra cuestión) y porque en verdad ellos esperan mucho de sí mismos (desgraciadamente algunos mexicanos esperamos mucho menos de nosotros de lo que deberíamos). Debilidad porque pareciera que no aceptan por completo su esencia de latinoamericano. Yo, por decir algo o alguien, como mexicano, me siento completamente latinoamericano. Si fuese a otro lugar, incluyendo Europa o España, sería siempre latino. Quizá podría vivir allá, pero siempre cargaré dentro de mí, mi raiz mestiza: combinación de español, indio y negro. Hace poco ví un documental sobre latinoamérica que afirmaba que el paisaje en que uno nace se carga para siempre…y la gente lo reconoce; se lleva cargado en la mirada, en los ojos y se muere con él.

A veces, pienso que lo que yo cargo es una unidad habitacional. el lugar bienamado donde yo crecí. Yo lo sabía desde antes de estar aquí. A mi amigo Edgar le contaba que si naciera en el mundo del Rio (Philiph Jose Farmer) haría lo posible por construir una unidad así (aunque sea una cochinada desde el pto de vista arquitectonico). Hace unos días me sorprendí acariciando un ladrillo, en un lugar que se parecía a mi casa: unas vías del tren, construcciones de ladrillo a los lados con graffitis, etc. Me parecía un lugar verdadero: no como las casas yankees que se ven en tele, o los barrios lindos con casas grandes que veo a veces. Lo perfecto y lo superorganizado despierta mi recelo…me hace sentir que estoy en un lugar falso o inexistente. En cambio, los pueblitos con algo de miseria, las ciudades cochinas y desorganizadas me parecen los lugares verdaderos. Es una intuición en parte cierta; son los lugares en donde vivimos la mayoría de las personas del mundo.

Qué me gusta de la cd. de la furia? Que el choripan y los churrascos se puedan comer casi como golosinas en días domingueros. Que la carne sea practicamente un regalo (un kg de un corte bueno entre $30 y $50). Los alfajores, el dulce de leche, en gral. la repostería es muy rica. Y los helados son deliciosos. La pizza y la pasta no van nada mal. Gran parte herencia italiana. Que sean tan solícitos y amables, a pesar de la primera impresión, que siempre es que son gente fría. Que el procentaje de la propina sea más bajo, 10% considerado una buena propina (según yo no debería ser un porcentaje sino una cantidad fija…los meseros de cualquier lugar trabajan casi lo mismo, no se debería premiar tanto al que trabaja en un lugar rico ni joder al que trabaja en un restoran común!). Me encanta salir y saber que habrá transporte público las 24 hras y que casi todos los lugares son seguros! Así se puede volver a cualquier hora sin temor al alcoholímetro, a los asaltantes, a dejar autos en lugares peligrosos, etc. Ah y jugar fútbol o rugby aquí es divertidísimo, son muy buenos y casi cualquier persona tiene una buena idea de la táctica, no se juega nomás a pelotear. Sus palabras a veces son chistosas… a Rosa Fresita la llaman «frutillita». «Bondi» para camión (refiriéndose a la abreviatura de bondinho, la palabra brasilera). «Canilla» para llave de agua. «Cueritos» para empaques de tuberías.

Y qué me disgusta? Que se les de propina a los taxistas! A pesar de que son más profesionales que en chilangolandia, no me parece que sea para tanto. Y si no les das se encabronan y refunfuñan. Que a veces sean de verdad gritones y cansen los cabrones. Aquí he aprendido a que si quieres participar en algo en una fiesta, no basta hablar fuerte, hay que gritar. Y para llamar la atención de veras, hay que hacerlo gritando histriónicamente. Que sean medio burdos para el «doble sentido» que en realidad aquí no tiene nada de doble sentido, es el sentido cerdo nomás; en gral, que les falte un poco de sabor latino, no bailan bien, ni se oye la cumbia tanto como en otros lugares. Que haya machismo…aunque allá tengamos igual.  Que algunos sí sean creidos.

La ciudad de la furia me ha recibido bien.

DISCURSO AÑEJO

Este discurso fue pronunciado antes de la Semifinal de Categoría Intermedia Cheyennes IPN VS  Zorros de Querétaro (2004), en el camión del equipo ofensivo de Cheyennes IPN. Por supuesto, es un homenaje a un montón de discursos famosos, no un simple plagio.

Enero,2004.

 

Siempre fieles, siempre Cheyennes”

 

Anoche tuve un sueño.. soñé con la Beba y el animal agarrados de las manos, con Uriel y Román saltando juntos; el Pachón y el Star compartiendo lado a lado una cerveza. Tengo el sueño de que llegará el día en que las personas de este equipo (sin importar su tez roja como la Jitomata, u oscura como Jaimico, o blanca como Strevel) se sentarán juntos a la mesa, en la peda de la hermandad.

 

Pero existe un enemigo al acecho aún, un fantasma sombrío al que cada uno de nosotros tememos (no es Jaimico),una sombra repugnante adherida a cada quién; aquél lado oscuro de nuestro ser, nuestra imposibilidad para vencer: la mediocridad.

 

En la Biblia está escrito: «Lo que no es ni caliente ni frío lo quiero escupir de mi boca». Esta frase del gran Nazareno ha conservado hasta el día de hoy su honda validez. El que quiera deambular por el dorado camino del medio debe renunciar a la consecución de grandes y máximas metas. Hasta el día de hoy los términos medios y lo tibio pueden ser la maldición de los Cheyennes. Y por eso yo digo: el que no esté con nosotros está con los pinches zorros.

 

¡Hoy tengo un sueño!

 

Debemos entregar juntos nuestro cuerpo y alma en este partido. Estamos obligados a jugar sin titubeos, sin piedad y mucho menos complacencia. Aún con el jersey orinado (es una metáfora), con desgarres en el cuerpo, recién infiltrados; los Cheyennes no debemos rendirnos, pues nuestra alma cantará aún mas fuerte que el dolor.

 

¡Hoy tengo un sueño!

 

Cada corrida será un flujo de asteroides y entonces cada cuerpo estará flotante, cada espíritu luchará por superar al adversario; en la soledad de cada jugada, pero estará compartiendo fuerza, al igual que los planetas giran coordinados (Este chaparro debe ser mercurio). La unidad sustentada por el compañerismo debe ser la base de nuestro triunfo.

 

¡Hoy tengo un sueño!

 

Y ahí de aquel zorro que se atreva a intentar atravesar nuestra línea de golpeó, pues Piño promete (de manera literal) comérselo vivo.

 

¡Hoy tengo un sueño!

 

Uriel añadirá a cada gran acierto, un poco más en las patadas, para terminar de manera contundente con aquellas zorras (perdón zorros, que tal que te enamoras Uriel).

 

Juguemos con huevos, con cabeza y corazón!! (Como chicos rudos pero siempre con un gran corazón!)

 

Por eso les digo a ustedes, mis amigos, que aunque enfrentemos las dificultades de hoy y mañana, aún tengo un sueño: el campeonato para Cheyennes.

 

Siempre fieles, siempre Cheyennes.

 

Parejos

12/04/2009 01:51:31 a.m.

(AL ESTILO AÑEJO PERO NO ES AÑEJO).

Yo estaba dando la espalda, porque el zoquetín de Carlos no dejaba de fregar con el mini-videojuego. Y ya me traía hasta la madre. Volteé lo más rápido que pudé pero la verdad ni ví. Tuvimos suerte, nos dió un rozón que nos hizo girar y  abolló toda la puerte y la salpicadera derecha pero  no pasó a mayores. Carlitos, rebien, asustadísimo, pero bien. Antes de que pudiera evitarlo, estaba abajo conmigo. Le dije que no se bajara pero no me obedeció. Nos subimos de nuevo y orillamos el auto.

La Hummer que nos pegó sí estaba hecha mierda. No frontalmente, pero se pegó reduro en el lado derecho con el muro de contención. Me sorprendió verla así, yo que sentía que la camioneta esa era prácticamente una tanqueta. Carlitos me preguntó que si estaban bien. Y hasta ese momento pensé en las personas de la Hummer. Hablé inmediatamente: al seguro y a la Cruz Roja (traigo los teléfonos en el tablero, por la loca de mi mujer). En ambos me dijeron que enviarían ambulancias enseguida.

Se tardaron unos 10 minutos en llegar. Llegaron los del seguro con la ambulancia, y lo primero fue preparar todo para trepar al que era (afortunadamente) él único tripulante. Era un tipo maduro pero con indumentaria juvenil, de unos 44 años; bien vestidito, se veía como todo un adulto contemporáneo: de esos que cagan dinero. A pesar del gran impacto lucía razonablemente bien. Tenía sangre en el rostro sí, pero aparentemente no tenía nada más, fuera de parecer hecho de trapo. Mi morbo me impidió evitar que Carlos saciara el suyo. Ya se había puesto a mi lado para observar cómo lo sacaban y lo subían. El «ejecutivo» de los seguros también se regodeaba, sin hablarme.

En eso, que llegan los de la Cruz Roja.
– Qué hacen, qué hacen ! Déjenlo ahí. Ya nos lo llevamos.-
– No, ya lo tenemos casi encima. Este señor es nuestro cliente y va directo al hospital que le proporciona su seguro de camino.-
– ¿Es cierto eso? ¿Es su pariente? –

Me voltearon a ver a mí.
– No, el señor chocó con nosotros, simplemente. Yo llamé a mi seguro por el golpe que le dió al Platina y llegaron ellos.-

Híjole, casi me arrepiento de decir la verdad. Los del seguro, que me parecieron atentos y serviciales por su prontitud a atendernos, me voltearon a ver con cara de hijos de la chingada y hasta rojos pensé que se verían, a pesar de la semioscuridad en la que estábamos. Uno de los dos camilleros del seguro se intentó ver listo y empezó a subir al señor. Pero el otro venía casi corriendo a reclamarme. Afortunadamente, para mí, los otros dos de la Cruz Roja fueron a impedir que subieran al señor, forcejeando con el camillero solitario.

– ¡Que nos los llevamos nosotros, pinches buitres, bájenle ya de huevos!-
– ¡Hijo de tu rechingada madre, te voa partir el hocico si no dejas ya al señor, no mames, ve cómo lo están zarandeando!-

El camillero del seguro que venía hacia mí se retachó de volada, y bien encarrerado le intentó dar un golpe en la nuca al que antes jaloneaba y ahora sostenía al señor herido. Pero el camillero de la Cruz, un gordito trabadón, se hizo bolita a tiempo y nomás recibió el fregadazo en la espalda, cayendo sobre el señor. El otro del seguro, un joven alto y flaco, le soltó un certero puntapie al gordito en la cabeza e hizo un doble acierto: terminó con el gordito y se lo quitó al señor herido de encima. Pero el otro de la Cruz, uno de medio pelo, con ojos de loco, cargaba navaja. Se la clavó por detrás al joven, por un lado, y se vió reclarito como se la hundió y se la sacó.

En eso decidí que ya era bueno de espectáculo para mi Carlitos y me metí corriendo jalándolo a él al carro. El otro monito de los seguros, el supuesto perito, ya estaba dentro de su vochito y lo ví llamando por celular. ¡Claro! A la policía, y así como estaba la cosa a otra ambulancia. Todavía podía ver, aunque ya no en detalle, lo que pasaba en la riña.

Con el otro tipo, el camillero del seguro que venía hacia mí, la cosa no fue tan fácil. El de la Cruz lo intentó atacar con la navaja, pero el del seguro lo pateó bien duro en el pecho. Cuando el del seguro lo persiguió para rematarlo en el suelo, el de la Cruz le cortó por el tobillo con la navaja. El del seguro, encabronado, le quitó la navaja y le empezó a dar golpes con la puerta del vochito (mientras su colega institucional se horrorizaba).
Se empezó a cansar, y era claro que con la sangre que le salía de la pierna no podía seguir en pie.

Ví la escena quieta por fin: el señor de la Hummer tirado, con el camillero gordito a un lado noqueado, el joven flaco tirado y con la sangre tiñéndole la espalda, y los otros dos mensos cerca del vochito del seguro, uno recargado apretándose la pierna, y el otro panza pa’arriba con un megachichón y despatarrado.

Decidí llamar a la Cruz Roja, también. – pa que estén parejos-, pensé.

BASADO EN UNA HISTORIA REAL.